DIMISIÓN: LA ÚNICA SALIDA

Belén Hermida ha sumergido al Colegio de arquitectos en la crisis y el descrédito.

El cúmulo de despropósitos comenzó con la contratación de la anterior Secretario del Coam como directora de la oficina del decano, un puesto directivo creado Ad hoc, que burla la limitación de mandatos prevista en nuestros estatutos. Un vergonzoso caso de puerta giratoria, que creíamos más propio de otros ámbitos de la vida pública. A esto siguió la negativa a convocar una Junta de Representantes extraordinaria sobre este tema, a pesar de que la oposición reunió el número de firmas suficientes, amparándose en escusas legales.

La falta de respuesta del Colegio de Arquitectos en el caso Monasterio – puesta más en evidencia por la enérgica actuación del Colegio de Aparejadores personado ya en los tribunales - ha causado el enfado mayoritario de la profesión y estupor en la sociedad.

A esto siguió la dimisión de la Secetario del COAM, cargo unipersonal electo que obliga a nuevas elecciones y la mitad del equipo que se presentó a Junta de Gobierno.

Recientemente, la Decana ha convocado una Junta extraordinaria “atendiendo a la petición realizada por los grupos de representantes” lo que no es cierto, puesto que el orden del día no es el solicitado. Todo apunta que asistiremos a una operación de propaganda, en la que se ocultarán las verdaderas intenciones detrás de una pantalla de información sesgada.

La decana aireó en una rueda de prensa asuntos internos y muy sensibles de la Fundación, violando el compromiso de confidencialidad que obliga a los miembros del patronato.

Finalmente, en sus entrevistas con los medios, ha acusado a los grupos de la oposición de formar parte de una campaña de desprestigio contra su persona, cuyo único objetivo es enmascarar actuaciones corruptas de gestores anteriores, erigiéndose en falso adalid de la justicia y la transparencia.

Con ello, oculta la verdadera razón que ha provocado la fuerte oposición interna – su arrogancia y nepotismo- a la que se han sumado muchos de sus propios compañeros de grupo; acusa de corruptos a los anteriores gestores y extiende sus acusaciones al resto de representantes que apoyamos una moción de censura, aunque no hayamos tenido ninguna responsabilidad de gobierno en el COAM.

En un primer momento, una rectificación de la Decana hubiera sido suficiente, pero llegados a este punto insistimos en su dimisión, y si esta no se produce en seguir trabajando hasta conseguir el apoyo necesario para que una moción de censura prospere.